viernes, 22 de marzo de 2013

La cultura y la censura


Al acercarse un nuevo aniversario del 24 de marzo, Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia no nos podemos olvidar que uno de los modos en que la dictadura buscaba controlar las maneras de pensar y sentir de los ciudadanos era la censura. Por eso desde la biblioteca hacemos un repaso por algunos de los libros infantiles y juveniles prohibidos durante la última dictadura militar en nuestro país. Volver a leerlos es recordarlos, pero también es comprobar el valor y la potencia que tiene la palabra. Los dictadores lo sabían: las palabras son poderosas y entonces para ellos eran peligrosas.
 * La Torre de Cubos, de Laura Devetach
Un libro que contiene muchas historias y cuentos que hablan de una nena que construye una torre de cubos que la lleva a mundos imaginarios, o una nena que dibuja en la pared de la cocina un pueblo y éste cobra vida, o de marineros de papel que quieren descubrir que es el mar, o un chico que se traga el silbido de un tren y forma un nuevo lenguaje, también un deshollinador desocupado que dibuja caminos de hollín y un monigote solitario que sale de la pared donde fue dibujado y se relaciona con un niño.
Entre todas estas historias, se encuentra también “La Planta de Bartolo”, donde Bartolo siembra una planta y al tiempo nacen cuadernos que el regala a los chicos del pueblo. Así los chicos, “escribían y aprendían con muchísimo gusto”. Pero sucedió que el vendedor de cuadernos se enojó: primero quiso comprarle la planta a Bartolo y como se negó a venderla, envío a la policía, pero en ese momento llegaron todos los chicos silbando y gritando. “Buen negocio en otra parte, gritó Bartolo secándose los ojos”.
La torre de cubos fue prohibido en la provincia de Santa Fe, el 23 de mayo de 1979, por resolución 480, donde se decía entre otras cosas: “se desprenden graves falencias tales como simbología confusa, cuestionamientos ideológicos-sociales, objetivos no adecuados al hecho estético, ilimitada fantasía, carencia de estímulos espirituales y trascendentes (…)centrando su temática en los aspectos sociales como crítica a la organización del trabajo, la propiedad privada y el principio de autoridad enfrentando grupos sociales, raciales o económicos con base completamente materialista, como también cuestionando la vida familiar (…)”.
Luego se prohibió en la provincia de Buenos Aires, Mendoza, hasta que se extendió a todo el país por decreto nacional.
El libro, al igual que tantos otros siguió circulando por otros canales: sin el nombre de la autora era incluido en antologías, o los maestros hacían copias a mimeógrafo y se los daban de leer a los alumnos.

 Texto extraído de Plan Nacional de Lectura :  Libros de Memoria viva http://planlectura.educ.ar (continuará)

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